Durante su ejercicio de la profesión, Del Arco plasmó un estilo, rigurosidad y pasión imposible de encontrar en nuestros días. Su profesionalidad, unido al afecto que mostraba por los que tuvieron el privilegio de conocerlo, ha hecho que las reacciones en todos los estamentos del mundo del motor de nuestro país no se hayan hecho esperar tras conocerse la fatal noticia a primera hora de la tarde.
Descanse en paz, maestro.

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